Muchos fueron los memes y estados referentes a la caida de Whatsapp este miércoles. El mundo entero se unió en una tendencia de preocupación #Whatsapp en Twitter y Facebook y ni que decir de las descargas de sus homólogos como Telegram y Line.
Hay quienes incluso vieron pasar sus vidas por delante. Se dieron cuenta que tenían esposo e hijos, vieron de qué color eras las máquinas del gimnasio al que asisten o tuvieron que hablar con las personas a su alrededor o chuparse un tapón sin “entretenimiento”. Sintieron la ansiedad de un mensaje que no llega y otro que no sale. ¡Cuanta tensión!
A mi no faltó quien me llame para preguntar ¿Qué le pasa al Whatsapp? También supe del caso de una amiga que tiene meses saliendo con un chico y estaba súper emocionada porque por primera vez la llamó y no fue por Whatsapp.
Y así, sin darnos cuenta hemos dejado que una simple aplicación se vuelva tan inherente a nuestra vida cotidiana que nos crea dependencia. ¡Que triste!
“Las redes sociales están desplazando la interacción frente a frente entre los seres humanos. Hemos llegado al punto de ver el celular como una escapatoria a nuestra realidad. Nos sentimos incómodos cuando no lo tenemos a mano sobre todo si estamos en ambientes o personas nuevas”, explica Mónica Pérez, especialista en comportamiento humano.
La experta recomienda que hagamos los aparatos a un lado y aprendamos a disfrutar de la vida pues esta interconexión, se ha convertido en algo tan adictivo como fumar o tomar bebidas alcohólicas.